Los hongos no son plantas ni animales. Forman un reino aparte, el Reino Fungi (Eumycota u hongos “verdaderos”). Antiguamente se clasificaban en el reino vegetal, junto a las algas, musgos y helechos (plantas “sin flores”), por su reproducción por esporas, entre otros. Sin embargo, carecen de hojas o raíces, y no tienen el color verde característico de las plantas; ese color verde viene del pigmento de clorofila que tienen todas las plantas para hacer fotosíntesis y así fabricar sus propios hidratos de carbono a partir de la energía del sol, de CO2 y agua (son autótrofos). Como los animales, los hongos son incapaces de realizar la fotosíntesis y se alimentan de hidratos de carbono ya elaborados (son heterótrofos). Acumulan glucógeno como sustancia de reserva en sus células, otra característica común con los animales, mientras las plantas acumulan almidón. En el árbol de la vida de los seres vivos son de hecho más cercanos a los animales que a las plantas (Figura 1).
Los hongos tienen diferentes formas de vivir y alimentarse. Pueden descomponer la materia orgánica para obtener su fuente de nutrientes, principalmente de hojas, madera y todo tipo de restos vegetales (hongos saprófitos y degradadores de madera); una función imprescindible en los ecosistemas para el reciclaje de nutrientes. También pueden ser parásitos o simbióticos, cuando su alimentación depende de otro organismo vivo, perjudicándolo o beneficiándolo, respectivamente. Algunos hongos parásitos de plantas producen daño localizado (como el “pan del indio” Cyttaria spp. formando agallas en troncos de Nothofagus) y otros representan plagas para cultivos (como el “mildiu de la papa” Phytophtora spp.). Por su parte, los hongos simbióticos forman asociaciones con otros organismos que resultan beneficiosas para ambas partes. Por ejemplo, las micorrizas u hongos micorrícicos están asociados a las raíces de plantas, entregando agua y nutrientes, mientras recibe hidratos de carbono de ella; así las ayudan a sobrevivir.
Los hongos son organismos eucariontes tal como las plantas y los animales, ya que sus células tienen un núcleo verdadero. Tienen una pared celular de quitina, mientras las plantas tienen una pared celular de celulosa y los animales no tienen pared celular. Los hongos se caracterizan por estar formados por células alargadas (denominados hifas) que se enlazan para formar una red compleja de filamentos (denominada micelio). Las células son microscópicas, por lo tanto, no se ven a simple vista: se necesita un microscopio; solo cuando está muy desarrollado, el micelio se puede observar como una masa de color variable creciendo bajo el suelo, sobre troncos, hojas, etc. (Figura 2).
Entonces, ¿qué son las “setas” o “callampas”? Las estructuras que asociamos con los hongos son en realidad solo una pequeña parte de estos curiosos organismos, la más visible: los cuerpos fructíferos, que sirven a los hongos para reproducirse. Estos se desarrollan solo en determinadas épocas de año y bajo determinadas condiciones ambientales. En general, duran un tiempo relativamente corto, a veces apenas unos días.
Dentro de los cuerpos fructíferos (denominados carpóforos) se forman las esporas, análogas a semillas de plantas para su reproducción. La parte del carpóforo que contiene las esporas (el himenio) puede ser en forma de láminas, tubos, aguijones, etc. En la madurez suelta millones de microscópicas esporas que darán lugar a la formación de un nuevo micelio. La forma, color y tamaño de los carpóforos difiere para cada especie y esas características son importantes para su identificación. Por ejemplo, las amanitas (Figura 3) tienen un pie (estípite) con un anillo y un sombrero (píleo) abierto como un paraguas que sostiene las láminas, conteniendo las esporas; sin embargo, ¡se parecen poco a una morchella o un changle!
Se estima que existen más de 5 millones de especies diferentes de hongos en el planeta, pero actualmente se conoce menos del 15%. Los hongos se encuentran en todos los ecosistemas (mar, desierto, montañas y bosques) y son ubicuos en todo tipo de sustratos (agua, aire y suelo). Al Reino Fungi pertenecen los mohos y las levaduras, tanto como las conocidas “setas” o “callampas”.
Por tener esos cuerpos fructíferos conspicuos, las setas son comúnmente llamadas “hongos macroscópicos” (Macromicetos), en comparación con los “hongos microscópicos” (Micromicetos). Aunque, en rigor, esta clasificación no es taxonómica (Recuadro 1), resulta útil, sobre todo, en el contexto de los hongos comestibles. Las dos divisiones principales de hongos macroscópicos son Basidiomycota y Ascomycota. Estos difieren en cómo producen y descargan las esporas: en los Basidiomycota las esporas están ancladas a estructuras en forma de botella (basidios) con un mecanismo activo de contracción para soltarlas; en los Ascomycota, las esporas se encuentran dentro de sacos (ascos) y son eyectadas de manera pasiva por osmosis. En ambos casos, la forma y el tamaño de las esporas son un importante carácter para la determinación de las especies. Todas estas características son diminutas, no observables a simple vista, por lo que se necesita usar un microscopio. En general, la forma típica de los Basidiomycota es de pie y sombrero, mientras que los Ascomycota tienen formas diversas (esponja, copa, disco o colmenilla), pero siempre hay excepciones.
Junto con las bacterias, los hongos son principales descomponedores de la materia orgánica en los ecosistemas, por eso tienen un rol primordial en los ciclos del carbono y de otros nutrientes. Los hongos también tienen una incidencia directa, positiva o negativa, en nuestra calidad de vida. Los denominados “patógenos” producen enfermedades (micosis) a plantas o animales. Los hongos llamados “beneficiosos” se han usado en todas las culturas desde hace milenios. Actualmente, los hongos tienen una amplia variedad de aplicaciones de alimentación y medicinales: las levaduras producen fermentos útiles para fabricar y conservar alimentos como queso, pan, vino o cerveza; su acción antibiótica; y finalmente los hongos comestibles, que se pueden recolectar en forma silvestre HIPERVÍNCULO A FICHAS DE IDENTIFICACIÓN o cultivar (solo algunas especies se han logrado “domesticar” HIPERVÍNCULO A APRENDAMOS A PRODUCIRLOS) y que son el objeto de este libro.